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jueves, 10 de marzo de 2022

 El labertino de los efectos. El perfume


Gacela del amor imprevisto



Nadie comprendía el perfume

de la oscura magnolia de tu vientre.

Nadie sabía que martirizabas

un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían

en la plaza con luna de tu frente,

mientras yo enlazaba cuatro noches

tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada

era un pálido ramo de simientes.

Yo busqué, por mi pecho, para darte

las letras de marfil que dicen siempre,

Siempre, jardín de mi agonía,

tu cuerpo fugitivo para siempre,

la sangre de mis venas en tu boca,

tu boca ya sin luz para mi muerte.

Divan del Tamarit, 1934, Federico García Lorca




















Fotocomposiones Virginia Baig





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